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ISON, ¿El cometa del siglo?
C/2012 S1 (ISON) fue descubierto el 21 de septiembre de 2012 por astrónomos rusos, empleando un telescopio de la Red Internacional Científica Óptica cuyo acrónimo en inglés dio nombre al cometa. Entonces el cometa se hallaba a mayor distancia del Sol que Júpiter, pero ya mostraba signos de actividad (los cometas, pequeños cuerpos sólidos helados, sufren modificaciones dramáticas según se aproximan al Sol y aumenta la temperatura -ver artículo-). Las primeras noticias apuntaban a que ISON brillaría más que la luna llena, pero ya sabemos que esas estimaciones eran demasiado optimistas y que su brillo será, como mucho, similar al de Venus (magnitud menos cuatro) y, como mínimo, suficiente para que podamos verlo a simple vista (magnitud seis). De modo que no, ISON no será un festival nocturno.
PERO...
De hecho, hay varios "peros". Para empezar, la evolución de un cometa depende de tantos factores (tamaño del núcleo, composición, órbita, densidad, rotación, número de veces que ha pasado cerca del Sol, etc...), que resulta prácticamente imposible predecir cuánto brillará; el astrónomo David H. Levy lo ilustraba con la frase "los cometas son como los gatos: tienen cola y siempre hacen lo que quieren". ISON puede sorprendernos, de modo que debemos permanecer atentos.
Además, ISON muestra peculiaridades que lo convierten en un interesante ejemplar: según las estimaciones de su órbita, se trata de un cometa que procede de la nube de Oort, una burbuja que rodea todo el Sistema Solar y que, se cree, está formada por los restos de la nebulosa que dio lugar al Sol y los planetas hace cuatro mil seiscientos millones de años. La nube de Oort alberga los núcleos cometarios que dan lugar a los cometas de largo periodo y, en este sentido, ISON ofrece la oportunidad de estudiar un cometa nuevo, recién llegado de los confines del Sistema Solar y posiblemente, con algunas de las claves físicas y químicas para entender la formación del mismo.
ISON presenta además otro interesante aliciente: prácticamente rozará el Sol el próximo 28 de noviembre. Durante su perihelio, o punto de la órbita más próximo a nuestra estrella, el cometa se hallará a solo 2,7 radios solares (1,8 millones de kilómetros) del Sol y alcanzará temperaturas de unos cinco mil grados, lo que presenta excitantes posibilidades: puede que ISON sufra, debido al calor, un intenso periodo de actividad derivado no solo de la sublimación del hielo sino también de los silicatos o incluso metales, lo que liberaría gran cantidad de polvo y aumentaría considerablemente el brillo. Pero también puede ocurrir que, debido a las fuerzas de marea o el calor producido por el Sol, el núcleo de ISON termine fragmentándose o vaporizándose, como ha ocurrido con más de dos mil cometas incluidos en la categoría de sungrazer comets (cometas que rozan el Sol). Con un núcleo de tamaño de entre uno y cuatro kilómetros, algunas simulaciones sugieren que si ISON muestra la densidad típica de los cometas sobrevivirá el perihelio y brillará en el cielo con intensidad durante el mes de diciembre. Pero, como buen gato, ISON será impredecible.
Fuente imagen: NASA.